Tras más de 30 años de investigación, el psicólogo cultural Rogelio Díaz-Guerrero y un grupo de especialistas en psiquiatría de la Universidad Nacional Autónoma de México han definido el mapa psicológico del mexicano, derribando varios mitos en torno al ser nacional; entre ellos, niegan que el mexicano tenga un complejo de inferioridad y que sea inseguro; además, encontraron que existen ocho tipos de mexicanos, en la medida en que aceptan o rechazan la cultura del país.
¿Individuo contra familia?
En poco más de tres décadas, el psicólogo Rogelio Díaz-Guerrero, junto con un grupo de investigadores de la UNAM y del Instituto Nacional de Ciencias del Comportamiento y de la Actitud Pública, AC (Inccapac), han realizado estudios que permiten conocer qué maneras de ser son típicas del mexicano, basándose en encuestas, entrevistas y pruebas psicológicas aplicadas a mexicanos de diferentes zonas de la República y a personas de nueve países (Japón, Brasil, Inglaterra, Estados Unidos e Italia, entre otros).
Los estudios muestran que lo que a primera vista parecía un complejo de inferioridad es sólo una actitud, propia del mexicano, que consiste en no saber valorar la importancia del individuo, ya que lo importante en México no es cada persona, sino la familia.
“Se ha demostrado, por ejemplo, que mientras los norteamericanos sostienen que pelearían por los derechos del individuo, los mexicanos dicen que pelearían por los derechos de la familia,” indica en las conclusiones Rogelio Díaz. “Así, Juan o Pedro, como personas aisladas son poco importantes; pero Juan o Pedro, como miembros de la familia Rodríguez o de la familia González, son importantes”.
En cuanto a si el mexicano es inseguro o no, los estudios demuestran que los niños y adolescentes mexicanos, emocionalmente hablando, se sienten tan seguros de sí mismos, o más, que los de otras nacionalidades.
“Los mexicanos se sienten seguros como miembros de una familia, pues en ella todos tienden a ayudarse entre sí. Éste es un aspecto positivo que no debe perder la familia mexicana. Cada uno de sus miembros está, casi siempre, dispuesto a ayudar a otros integrantes cuando tienen problemas, sean de salud e incluso económicos,” indican.
Pero, ¿de dónde surge el hecho de que en México, y en otras sociedades parecidas, la familia tenga más importancia que el individuo? Díaz-Guerrero y sus colegas señalan:
“Esta característica de los mexicanos, como muchas otras, proviene de la filosofía de vida propia de su cultura; es decir, de las formas de pensar a cerca de nosotros y de los demás que va pasando de generación en generación. Es por esto que decimos que la cultura es el resultado de la historia de cada nación.”
Por lo anterior, cuando los investigadores aplicaron un cuestionario a estudiantes de secundaria en varias ciudades del país sobre qué pensaban y cómo se sentían acerca del enunciado: “Las órdenes de un padre deben ser siempre obedecidas”, el 70 por ciento de los estudiantes estaban de acuerdo, aun cuando podían, si así lo deseaban, elegir la frase “todos los padres pueden equivocarse y se puede dudar de ellos si sus palabras no son razonables”.
“Es interesante destacar que entre más baja es la clase social, la actitud de obediencia hacia el padre es más fuerte. Mientras el 80 por ciento de los muchachos de clase baja estaban de acuerdo con una actitud de obediencia, sólo el 59 por ciento de los de clase media-alta lo hacían.
Además, encontramos que, en comparación a otras naciones como Inglaterra o Estados Unidos, los niños mexicanos tienden a obedecer mucho más a sus padres, a permanecer más cerca de ellos, a ser más interdependientes y a tener una relación más afectiva con sus progenitores.
Tipos de mexicanos
Cuando los especialistas centraron su atención en los efectos de la cultura mexicana sobre la personalidad de los individuos, encontraron que hay ocho tipos de mexicanos y, además, mezclas de estos tipos. “La clasificación es resultado de hasta qué punto la persona acepta la cultura mexicana. Hay unos que aceptan todos o casi todos los dichos y proverbios, así como las reglas tradicionales de la cultura mexicana, pero hay otros que se rebelan por completo. En medio de estos extremos hay muchos otros que, en distintos grados, están de acuerdo con la cultura tradicional del país y, al mismo tiempo, se rebelan a ella”.
De los ocho tipos descubiertos, cuatro son los más frecuentes: el mexicano afiliativo y obediente, el mexicano activamente autoafirmativo o rebelde, el mexicano de control interno o ‘íntegro’, y el mexicano de control externo pasivo o ‘corrupto’.
En toda la República, el mexicano más frecuente es el obediente afiliativo. “La gran mayoría de los mexicanos son obedientes, afectuosos y complacientes hasta los doce años de edad. Esto es lo normal en nuestra cultura. Pero si a los 15 años siguen siendo así, mostrará un retraso en varios aspectos intelectuales respecto a los chicos de su edad; sus madres empiezan a percibir que sus hijos no lograrán mucho y se acentúa la pasividad y dependencia hacia los padres. Son de buenas maneras y piensan que es mejor saber obedecer que saber mandar.”
El mexicano activamente autoafirmativo, el rebelde a la cultura, es más frecuente en la clase media y alta que en la clase popular.
Por lo general realiza estudios universitarios y desde los doce años se caracteriza por ser menos obediente a las órdenes de sus padres y maestros, por lo que tienen una relación difícil con éstos e incluso son considerados ingobernables. Tienen un alto nivel intelectual y son agresivos, dominantes e impulsivos. Son, a menudo, los líderes estudiantiles, pero no son inmunes a la corrupción y la violencia.
“Como adultos, se desempeñan más en el sector público que en el privado; los tipos extremos se convertirán en políticos radicales de izquierda o en guerrilleros, incluso en delincuentes comunes,” indica Rogelio Díaz.
El mexicano con control interno activo, el íntegro, es menos frecuente que los anteriores; reúne dentro de sí todas las cualidades de la cultura mexicana: puede ser obediente, afectuoso y complaciente cuando le conviene, pero rebelde si es necesario. “Lo interesante es que este tipo se da con la misma frecuencia en las clases altas, medias y bajas, y se presenta lo mismo en mujeres que en hombres.”
Desde pequeños, estos sujetos son ordenados, metódicos, disciplinados y reflexivos; piensan que las metas se alcanzan trabajando duro, están en contra de los compadrazgos y cualquier tipo de corrupción social. Se aíslan de los grupos y son buenos estudiantes. Como adultos, son los mejores profesionistas, catedráticos, científicos y empresarios.
El mexicano de control externo pasivo es la cara opuesta de la moneda: pesimista y mediocre, siempre dispuesto a venderse al mejor postor; obediente por conveniencia y por carácter. Se desarrolla en un medio machista, violento y corrupto. “Es el tipo de mexicano que más han exaltado las telenovelas, el cine y la televisión de nuestro país,” destaca el especialista.
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