Dentro de la misma colección "México y lo Mexicano", César Garizurieta publica Isagoge sobre lo mexicano. Abogado y político, informado y, como los de aquella generación con mucho de autodidacta en filosofía, Garizurieta disiente sobre el "complejo de inferioridad del mexicano".
El pueblo norteamericano tiene un complejo de superioridad y el mexicano, de inferioridad... Nada más falso que este par de conceptos, el mexicano no tiene complejo de inferioridad, el que lo padece es el norteamericano; como ha creado una gran civilización que lo ahoga y lo monstruoso de un mundo de gigantescas maquinarias que lo acorralan, individualmente éstas empequeñecen su espíritu... Su complejo de inferioridad individual se dispara colectivamente para superarse hacia lo grandioso, es decir, de acuerdo con la tesis de Adler, la minusvalía se transforma en el complejo de inferioridad. Buscan por esa circunstancia todo lo que sea grande: se jactan de tener el puente, el río, el barco y hasta el gigante más grande del mundo... El mexicano no tiene complejo de inferioridad, aunque muchos lo tengan, porque este concepto pertenece al mundo del subconsciente. Inteligente y vivaz por naturaleza, conoce su destino y su miseria; consciente de su persona y de la sociedad en que vive, analiza la pobreza de su mundo espiritual y de la naturaleza que lo rodea en que tiene que luchar y defenderse conscientemente... Conoce su mundo y en él vive... plácidamente extiende su cultura al lugar en que vive y en lo real hay un permanente equilibrio en su esfera económica y su mundo psicológico del sentimiento... No le da por lo grande porque no tiene que superar ninguna inferioridad; realista por excelencia, ve su mundo empequeñecido y se conforma con vestir pulgas o colocar un matrimonio o un entierro en una cáscara de nuez. Si tuviera complejo de inferioridad para superarlo le daría por conquistar Guatemala o liberar a las minorías étnicas de Belice. Al mexicano que le da por lo grande lo ponen en el manicomio...
Sin complejo de inferioridad el mexicano tendría para Garizurieta un "sentimiento consciente de inferioridad", sentimiento que lo inhibe y modela. Cantinflas, en los 40 y 50 es para Garizurieta el típico mexicano (llega a decir "Arquetipo"):
Se ha vestido de los andrajos dejados por otros andrajosos menos andrajosos que él... su sombrero es de nevero, si¡ camisa untada al cuerpo es de dependiente de pulquería, su pantalón de ropavejero, su cinturón de mecapalero... ¡ah! su gabardina una ilusión, un pretender ser fifí, roto, tarzán... su existencia no representa un fenómeno económico. Rara vez vive del hurto; se alimenta, cuando puede, de comida barata... no tiene domicilio fijo ni vida legal, sus amores son mostrencos o transeúntes... Es realista por excelencia, no es un representante del proletariado... Como nunca trabaja en forma permanente no puede llegar a ser burgués o proletario y se ríe de ellos... no desciende más en la miseria porque no es posible y no sube porque no se le pega la gana... trae a cuestas una especie de insurgencia militante, un penacho reivindicador de los de abajo, de los que como él sufren y pagan deudas que no han querido adquirir... Cuando se burla lo hace sin envidias porque no es un resentido, critica lo falso, la insolente elegancia, lo extravagante de la sociedad en que vive.
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